La búsqueda de
la identidad
Durante la
adolescencia aparece en escena la búsqueda de la identidad, definida por
erikson como una concepción coherente del yo, compuesto por metas, valores y
creencias con las que la persona establece un compromiso solido.
Erikson: Identidad
frente a confusión de identidad:
Quinta etapa
del desarrollo psicosocial de Erikson, en la cual el adolescente trata de desarrollar
un sentido coherente de su yo que incluya el papel que debe desempeñar en la
sociedad.
De acuerdo a
Erikson, los adolescentes construyen su identidad a medida que resuelven tres
problemas importantes: la elección de una ocupación, la adopción de valores con
los cuales vivir y el desarrollo de una identidad sexual satisfactoria.
Marcia;
estados de identidad, crisis y compromiso.
Según la
investigación del psicólogo James E. Marica existen cuatro estados de identidad
(término utilizado por Marcia para referirse a los estados del desarrollo del
yo
Que dependen de la presencia o ausencia de
crisis y compromiso), estos son:
Logro de la
identidad: Estado de identidad, descrito por Marcia, que se caracteriza por el
compromiso con las elecciones hechas después de una crisis, un periodo que se
dedica a la exploración de alternativas.
Exclusión:
Estado de identidad, descrito por Marcia, en que una persona que no ha dedicado
tiempo a considerar las alternativas (es decir, que no ha pasado por una
crisis) se compromete con los planes que otra persona ha establecido para su
vida.
Moratoria:
Estado de identidad, descrito por Marcia, en el que una persona (en crisis)
considera alternativas, al parecer dirigida por un sentido de compromiso.
Difusión de
la identidad: Estado de identidad, descrito por Marcia, que se caracteriza por
la ausencia de compromiso y la falta de una consideración seria de las
alternativas.
Crisis:
Término de Marcia para referirse al periodo en que se toma una decisión
consciente relacionada con la formación de la identidad.
Compromiso:
Término de Marcia para referirse a la inversión personal que se hace en una
ocupación o sistema de creencias.
Diferencias
de género en la formación de la identidad:
La evidencia
predominante sugiere que las adolescentes tienen menor autoestima, en medio,
que los muchachos, que este hallazgo ha sido polémico. Varios estudios
recientes han revelado que la autoestima disminuye durante la adolescencia, con
más rapidez en el caso de las muchachas que en el de los varones, y luego se
eleva de manera gradual en la adultez. Esos cambios pueden deberse en parte a
la imagen corporal y a otras preocupaciones vinculadas con la pubertad y la
transición de la secundaria a la preparatoria.
Factores étnicos
en la formación de la identidad:
Para muchos jóvenes
de los grupos minoritarios, la raza y origen étnico es crucial para la
formación de la identidad. De acuerdo con el modelo de Marcia, algunas
investigaciones han identificado cuatro estados de identidad étnica:
Difusa: el individuo ha explorado poco su origen etnico, o
no lo ha explorado, y no entiende claramente los temas involucrados.
Excluida: El individuo ha hecho poco o ninguna exploración
de su origen etnico, pero tiene sentimientos claros al respecto.
Moratoria: el inviduo ha empezado a explorar su origen
etnico, pero está confundido acerca de lo que significa para él.
Logrado: El individuo ha explorado su origen etnico, lo
entiende y lo acepta.
Sexualidad:
La conciencia
de la sexualidad es un aspecto importante de la formación de la identidad, que
afecta de manera profunda las relaciones y la imagen que uno tiene de sí mismo.
Orientación e
identidad sexual:
Por lo
general, la orientación sexual es un asunto apremiante en la adolescencia.
La
heterosexualidad predomina en casi todas las culturas conocidas en todo el
mundo. La prevalencia de la orientación homosexual varía en gran medida.
Muchos jóvenes
tienen una o más experiencias homosexuales, pero las experiencias aisladas o
incluso la atracción o las fantasías ocasionales no determinan la orientación
sexual.
Conducta
sexual
Exposición a
riesgos sexuales: Dos preocupaciones importantes acerca de la actividad sexual
adolescente son los riesgos de contraer enfermedades de transmisión sexual
(ETS) y, en caso de la actividad heterosexual, de embarazarse.
Enfermedades
de transmisión sexual (ETS)
Las enfermedades
de transmisión sexual ETS) llamadas a veces infecciones de transmisión sexual
(ITS), son aquellas enfermedades propagados por el contacto sexual.
Las razones
principales de la prevalencia de las enfermedades de transmisión sexual entre los adolescentes incluyen la actividad
sexual temprana, la cual incrementa la probabilidad de tener múltiples parejas
de alto riesgo; el hecho de no usar condones o de no utilizarlo de manera
regular y correcta; y en el caso de las mujeres, la tendencia a tener relaciones
sexuales con parejas mayores.
Relaciones
con la familia, los pares y la sociedad adulta
Los
adolescentes pasan más tiempo con los pares y menos con la familia.
Los
adolescentes más seguros tienen fuertes relaciones de apoyo con los padres que
están en sintonía con la forma en que los jóvenes se ven a sí mismos, permiten
y estimulan sus esfuerzos por lograr la independencia y ofrecen un puerto
seguro en tiempos de estrés emocional.
Los años de
la adolescencia son considerados como un tiempo de rebeldía adolescente que
involucra confusión emocional, conflictos con la familia, alejamiento de la
sociedad adulta, comportamiento temerario y rechazo de los valores adultos.
Adolescentes
y padres
Durante la
adolescencia, la relación con los padres se sustenta en gran medida en la cercanía
emocional desarrollada durante la niñez; a su vez, las relaciones de los adolescentes
con los padres establecen las condiciones para la calidad de la relación con
una pareja en la adultez.
La
adolescencia trae consigo desafíos especiales. Así como los adolescentes sienten
cierta ambivalencia ante la dependencia de sus padres y la necesidad de
desprenderse de ellos, los padres quieren que sus hijos sean independientes
pero les resulta difícil dejarlos ir. Las tensiones pueden provocar conflictos
en la familia y los estilos de crianza pueden influir en su forma y resultado.
Adolescentes
y hermanos
Durante esta
edad, los adolescentes son menos cercanos a sus hermanos que a los padres o
amigos, son menos influenciados por ellos, y se distancian aún más a medida que
avanzan en la adolescencia.
Adolescentes
y pares
La
interacción de los jóvenes con los pares es una fuente importante de apoyo
emocional durante la compleja transición de la adolescencia, así como una
fuente de presión para desarrollar comportamientos que los padres reprueban.
El grupo de
pares es una fuente de afecto, solidaridad, comprensión y orientación moral; un
lugar para la experimentación y un escenario para convertirse en seres autónomos
e independientes de los padres.
Conducta
antisocial y delincuencia juvenil
La conducta
antisocial tiene a presentarse en familias. Estudios demuestran que los genes
influyen en 40 a 50% de la variedad de la conducta antisocial dentro de una
población.
Los déficits neurobiológicos
en las partes del cerebro que regulan las reacciones al estrés pueden explicar
porqué algunos niños adquieren características antisociales.
Investigadores
han identificado dos tipos de conducta antisocial: un tipo de inicio temprano
que empieza alrededor de los 11 años, y que tiene a conducir a la delincuencia
juvenil crónica en la adolescencia, y un tipo más suave, de inicio tardío, que
empieza después de la pubertad y que suele surgir de manera temporal como
respuesta a los cambios de la adolescencia.
El tipo de conducta
antisocial de inicio temprano es influenciado por la interacción de factores
que van de influencias del micro –sistema (como la hostilidad entre padre e
hijo, las malas prácticas de crianza y la desviación de los pares) a
influencias del macrosistema (como la estructura de la comunidad y el apoyo social
del vecindario).
El
comportamiento antisocial de inicio tardío por lo general se da en adolescentes
con antecedentes familiares normales. En contraste, los padres de los niños que
llegan a ser crónicamente antisociales quizá no reforzaron el buen
comportamiento en la niñez temprana y se mostraron severos, incoherentes o
ambas cosas al castigar la mala conducta.
Es posible que en el curso de los años, esos padres no hayan participado
de manera estrecha y positiva en la vida de sus hijos. Los niños pueden obtener
recompensar por la conducta antisocial; quizá obtengan atención o se salgan con
la suya cuando se comportan mal.
Estos
patrones negativos preparan el camino para las influencias negativas de los
pares que fomentan y refuerzan la conducta antisocial.
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